La teología es un lenguaje sobre Dios. Pero al ser Dios ante todo «misterio», solo es posible hablar bien de Él desde el asombro y el respeto. Ambas actitudes protegen de la arrogancia y encuentran en la cruz el acceso más seguro a este secreto escondido desde la creación del mundo.
No en vano, es en el Jesús indefenso y sufriente donde Dios se dice por completo a sí mismo. Es a través del Crucificado donde se alcanza a comprender la paradoja de la victoria sobre el pecado y la muerte. Y es precisamente en ese hombre insignificante fijado a una cruz donde puede anunciarse al triunfante Resucitado como refugio seguro, hogar acogedor y espacio de alegría desbordante para todos los que en esta tierra sufren injustamente y son despreciados a causa de la pobreza.
Al adentrarse en el libro de Job, el lector es invitado a descubrir en este hombre piadoso y sufriente del Antiguo Testamento una figura ejemplar de Cristo. Pero también es llamado a leer su historia personal y comunitaria de preocupaciones, tristezas y desesperanzas a la luz de una fe insobornable y una plegaria confiada.
Gustavo Gutiérrez (Lima 1928) está considerado uno de los pensadores más originales y fecundos de Latinoamérica. Teólogo, escritor y místico, es miembro de la Orden de Predicadores.