En el Camino de Perfección nos encontramos el alma de la Santa hecha jirones, el libro es un testimonio vivo de sus sentimientos más íntimos. Es como si cogiéramos un cuchillo y cortáramos transversalmente a Santa Teresa y viéramos todo lo que tiene dentro. Hay páginas del Camino que son así: cómo reacciona ella frente al mal, qué tipos de sentimientos la invaden y la embargan...cómo se siente al tener que hablarle al Padre junto con Cristo de los males de sus hermanos los hombres y también de los propios...
No es fácil, en ningún escrito, en ninguna charla, en ninguna conferencia...transmitir e inculcar los sentimientos íntimos que la Santa expresa en esas páginas. Esto es como lo de explicar a qué sabe una manzana; es indefinible: tienes que probarla tú mismo. Esas páginas hay que leerlas cada uno y espigar ahí, y encontrarse cara a cara con el alma y el corazón de Santa Teresa. Yo os puedo contar mi experiencia personal y lo que yo he sentido a veces cuando he leído a la Santa, y confesar que no siempre he sentido lo mismo, porque, cada vez que la lees, sabe de manera distinta. Pero es inútil pretender otra cosa: cada uno tiene que coger esas páginas y leerlas y hacerlas propias. Son como el maná: a cada uno le saben de una manera diferente y a cada uno le alimentan y nutren según las circunstancias y el momento personal, pero siempre son alimento inmejorable para el espíritu por el camino seguro de la Humanidad de Cristo.