Guiados por el deseo de Jesús que nos llama junto a él, recogemos de la tradición de la Iglesia el objetivo de un recorrido de ejercicios espirituales para buscar y hacer la voluntad de Dios en nuestra vida.
Para volver a la escuela del don, para aprender a transparentarlo, es necesario que volvamos a descubrir la confluencia de los regalos recibidos de Dios y de los demás.
Cuando tenemos un hijo, tenemos un diamante en bruto y a través de nuestra dedicación, paciencia y tiempo podemos hacerlo brillar. Un diamante nunca brilla si no es pulido? por otro brillante. Los padres somos brillantes que tallamos a base de normas, límites, enseñar a vivir en sociedad, es decir, de educar, de transmitir valores, de alimentar, de darles las horas de sueño que cada uno necesite...