La formación religiosa es como la respiración, algo que acompaña a la vida presbiteral y religiosa en su transcurso ordinario y extraordinario; es su ritmo constante, lo que la realiza de acuerdo con el plan de Dios.
NACIDOS PARA ALABAR Alabar a Dios es algo más que un acto, un gesto o incluso que un modo de oración. Es una manera absolutamente nueva y revolucionaria de vivir la vida de cada día.
Vivimos un momento de la historia eclesial felizmente caracterizado por una renovada centralidad de la Palabra de Dios en la vida espiritual de los creyentes.