El autor se propuso la tarea de poner de relieve que el cristiano no sería buen cristiano a menos que se volcara en una presencia activa en medio de los hombres y en la sociedad misma.
Toda vida es un proceso dinámico. Supone crecimieno, maduración, interacciones. Avances, descansos y retrocesos. Por eso la vida siempre ha sido comparada a un camino.
Narra los acontecimientos de la vida del santo y de su siglo -el XIII- e inserta en ellos una trama novelesca. El resultado es un libro insuperable que mantiene la atención del lector desde la primera hasta la última página.