Desde la primera sonrisa de Dios en el jardín de Edén a la sonrisa definitiva en la nueva Jerusalén, la lectura de la Segunda Escritura nos descubre que Dios no puede dejar de hablarnos siempre con la sonrisa de un padre que guía y anima a sus hijos, con el rostro sereno de un amigo que habla a sus amigos, con la gozosa ternura de una madre que estrecha a su hijo con su mejilla.
Durante siglos ha sido posible rastrear el ser de Dios siguiendo la historia de Jesús de Nazaret. Sin embargo, al estar nuestra época dominada por la «muerte de Dios» y el «fin de la religión», se ha vuelto problemático el pensamiento sobre Dios e incluso sobre el propio hombre.
En el evangelio de Marcos, se menciona el relato del encuentro terapéutico y salvador de Jesús con aquel hombre que, siendo indigente de cuerpo, muerte y espíritu, marginado, muerto en vida, llegó a ser feliz. Este libro nos
Este libro facilita una nueva aventura: la de un encuentro más profundo con Dios, el Dios de nuestra fe, aquel en quien creemos y es el sentido de nuestras vidas.
¿Es Dios un extraño en nuestra casa? ¿Podemos abrigar todavía la esperanza, aunque sea crucificada, de una presencia del Señor que impregne todos los lugares humanos de nuestra casa, todas las encrucijadas de nuestra humanidad?