Si la respuesta no llega en un primer momento, no pasa nada; pero es conveniente no archivar la pregunta o dejarla en el olvido. Hay que volver a las preguntas para ir reconociendo por dónde sigue el camino, ya sea el personal o el comunitario.
Soy bastante hermética a la hora de dar explicaciones cuando estoy escribiendo, especialmente si acabará en formato libro. Pero los más allegados (familia y algún amigo o amiga) se interesaban -¿sobre qué estás escribiendo?-, y algo les conté: “De laicos, monjes y pobres va la cosa…” No más explicaciones, sólo puntos suspensivos. El ordenador y el silencio son buenos compañeros de camino para ponerse a escribir, aguardando lo que será el siguiente paso que a veces viene en forma de intuición, de recuerdo, de pregunta…