El proyecto de vida del autor es hacer comprender a los demás que la vida cotidiana es nuestro mejor templo y nuestra religión, pues no hay mejor ocasión o lugar para relacionamos con Dios.
El deseo de este pequeño libro, como el de su propia vida, es hacer un acompañamiento en la búsqueda de Dios. Del Dios que no esta en lo sublime sino en lo cotidiano. Del Dios que no se esconde en las nubes sino en el corazón.
El empeño del autor es colaborar a que desaparezca, y una vez y por todas, ese concepto tenebroso y amenazador de la vida en que se convirtió el cristianismo pese a Cristo que lo fundo.
Solo siendo nosotros - el duro oficio de ser hombre - en autenticidad y con toda honradez, podemos ayudar a los demás a ser ellos mismos. Ser uno mismo es ser consecuente con lo que uno es o puede llega a ser.