A partir de la Biblia, a la que remiten continuamente, los textos que nos han llegado de los denominados Padres de la Iglesia y otros antiguos escritores cristianos, hasta el s. VI/VII, nos dan acceso a la vida de las comunidades cristianas en la decisiva etapa formativa en que acaba de fraguar la Iglesia católica cató-lica. Lo que ocurre en continuidad (al comienzo en contemporaneidad) con las generaciones apostólicas fundantes. Nos dan a conocer serios problemas pastorales, graves tensiones internas (cuando ha de precisarse la identidad cristiana frente a tergiversaciones heréticas) y externas (documentos martiriales, apologistas.) Diversos teólogos proponen su comprensión de los misterios fundamentales de la fe, que prepara, con altibajos, las definiciones dogmáticas de los primeros concilios ecuménicos. La teología de los gran-des Padres es, con acentuaciones peculiares, una expresión racional de la fe vivida, que engloba dogmática, moral, pastoral y espiritual.