Una pequeña aldea, olvidada por todos menos por sus habitantes, donde la vida transcurría tranquilamente, tal y como lo había hecho durante los últimos cinco siglos. Allí, Gald llevaba una existencia vulgar y anodina hasta que todo comenzó a cambiar y su poblado sufrió un ataque por los guerreros del sur. Entonces, descubrió que existía otra raza además de la humana en los reinos de Arhiez, los alari. Gald era un alar, y la mujer que se lo había revelado, Iriyed, también. El destino tenía un puesto destacado para él, tal y como afirmaban las viejas profecías. El cumplimiento del Pacto de los Dragones le llevará a desvelar su verdadera identidad.