En esta obra, el autor nos hace ver que la misión de testimoniar al Señor en el mundo actual es demasiado importante como para tomar a la ligera las obligaciones de la vida consagrada. La persona consagrada está destinada a ir más allá de su propia vida personal de familia, amigos e intereses.
Pocas personas se atreverán hoy a poner en duda que el sacerdocio atraviesa una situación crítica. La naturaleza y las consecuencias de la crisis, sin embargo, son objeto de muchas discusiones y debates.
La vocación sacerdotal es una forma de vida difícil de realizar. Mantenerse en su ejercicio a lo largo de los años requiere de una firmeza en las convicciones, de una voluntad persistente y de una conciencia bien orientada hacia el fin último.
El libro no se detiene en lamentos. El libro es eminentemente positivo, porque frente al análisis de los problemas, que en este caso son cinco problemas, propone su recuperación.
Presenta diversas experiencias de mujeres santas que, guiadas por el ejemplo de la Virgen María, adoptaron espiritualmente a sacerdotes, por medio de la oración, el sacrificio y la penitencia ante el santísimo sacramento.
La caridad Pastoral se nos presenta como fuente de vida espiritual del sacerdote diocesano. Por eso, el punto de partida es la realidad marcante de la configuración del sacerdote a Cristo Buen Pastor.
La nueva configuración a Cristo conferida por el sacramento del orden es una llamada continua a buscar la integración entre el ejercicio cons-ciente del misterio y la oración.